Los seres humanos tenemos graves problemas para estar de acuerdo en la mayoría de temas, pero hay uno que parece tener unanimidad: una de las cosas que nos preocupa a todos y todas es la salud. No solo queremos gozar de buena salud si no que se lo deseamos a nuestras familias, amigos y a la comunidad a la que pertenecemos. La mayoría de personas priorizamos la salud ante el dinero, el ocio, el amor o el poder.

Como la salud es importante para todos y para todas, la comunicación sobre la salud debería ser rigurosa, próxima, versátil, creativa, innovadora y estratégica. Dicho esto, es importante entender que la comunicación corporativa o institucional – que también hacemos en elParlante – es legítima para dar a conocer informaciones y acciones importantes pero podría ser insuficiente a la hora de proponer cambios de conducta. En este sentido, elEducomunicación para la Ciudadanía Activa – que incluye temas de salud – es un proceso que sucede donde está la gente, permitiendo que esta gente alce la voz y se apropie de los proyectos para fortalecer sus capacidades.

De esta manera, la Educomunicación para la Salud – entendida como una parte de la Ciudadanía Activa – buscará incidir, persuadir, motivar, movilizar, recrear, empoderar, reconocer, cambiar, sensibilizar, formar, etc. a las ciudadanas y los ciudadanos para tener instrumentos que dirijan sus vidas hacia entorno saludables. La salud necesita comunicación y educación desde el inicio de la vida hasta los últimos días, además de una especial atención durante la infancia y la juventud. Para conseguir con éxitos estos objetivos hay que implicar el entorno familiar, comunitario y laboral.

La salud es una construcción social y comunitaria. No se trata sólo de conocimientos, si no también de hábitos. No se trata sólo de conocer la pirámide alimentaria, como ponerse un preservativo o que las drogas son muy perjudiciales. Se trata, más bien, de crear las condiciones para que las personas hablen sobre aquello que les afecta y buscar maneras de transformar falsas creencias en prácticas concretas que reviertan positivamente en la salud física y mental. Así, elEducomunicación para la Salud requiere entender a la gente, a sus creencias y valores, las normas sociales y culturales que condicionan su vida. Además se debería establecer un diálogo con las comunidades para ver cómo ellos identifican los problemas, proponen soluciones y actúan para resolverlos.

De esta manera, la Educomunicación para la Salud no será más que la promoción de estilos de vida saludables y del autocuidado. Desde elParlante ya hace años que trabajamos este campo. Algunos de los proyectos han sido:

  1. Ravalead@s: Alcohol Guai, una serie de anti-spots audiovisuales construidos de manera participativa con un grupo de jóvenes del barrio del Raval, para desmontar mitos sobre supuestas ventajas del consumo de alcohol.

2. Ciudad Esperanza: Un vídeo participativo sobre el embarazo no planificado y otro sobre la violencia entre iguales en la escuela. Cada proyecto ha sido socializado por los propios jóvenes participantes en escuelas de Ciutat Meridiana, acompañados de una guía pedagógica diseñada con la Agencia de Salud Pública de Barcelona. Os dejamos el primer vídeo del proyecto, ganador de un premio del jurado del 2019.

3. Ñañ@s: Una serie de tres vídeos participativos realizados con las comunidades de Bella María, Chaquizcha y Guara (Sur de Ecuador) para fomentar el diálogo sobre el desarrollo sostenible de sus comunidades en el marco de un proyecto para combatir la enfermedad del «chagas»; una iniciativa realizada con elInstituto de Enfermedades Tropicales de la Universidad de Ohio.