Yezid Arteta llegó a Barcelona, como muchos refugiados, buscando un lugar seguro para vivir. No se trataba de buscar una seguridad económica, dice, sino básicamente de salvar su vida. Después de haber pasado 10 años en la cárcel por su participación en la lucha armada colombiana como comandante de la guerrilla de las FARC, y de haber colaborado activamente en la organización y diálogo con los presos políticos de Colombia, en 2006 Yezid decidió dejar las armas definitivamente para emprender un nuevo camino en la lucha política. Le preguntamos cómo fue este proceso y cómo ha sido su proceso de exilio en Barcelona, desde donde ha trabajado durante los últimos 10 años por la Paz de Colombia.
eP.- ¿CÓMO FUE EL PROCESO DE SALIR DE LA CÁRCEL Y VENIR A BARCELONA?
YA.- Yo salgo en el año 2006 cuando el presidente de gobierno es Álvaro Uribe, cuando hay una gran ofensiva contra las FARC, donde los grupos paramilitares (que combatían la guerrilla) han entrado en una fase de negociación con el gobierno, pero traen todo un prontuario duro y brutal de asesinatos y masacres, y yo me encontraba en un terreno complicado, porque ya no iba a volver a la lucha armada, pero el país tampoco me ofrecía las condiciones de seguridad para poder vivir una vida normal. Entonces empecé a pensar en la posibilidad de salir de Colombia y fue cuando conocí a Vicenç Fisas, director de la Escuela de Cultura de Paz de la UAB, él estaba muy interesado en tener en su equipo de investigadores que hubieran estado directamente vinculados a un conflicto, como protagonistas de primera línea. Él se interesó por mi caso, su gestión fue muy eficaz, todo el trámite se realizó a través de la Comisión Nacional de Conciliación, una reunión de diversos sectores políticos, religiosos y no gubernamentales, que estaban tratando de buscar un acercamiento entre el gobierno colombiano y la guerrilla. Gracias a esto, pude conseguir el permiso del gobierno español para venir aquí, pero no era fácil salir de Colombia porque yo estaba en libertad condicional y había países que no creían en mi intensión de dejar las FARC, además el grupo ya estaba en la lista de organizaciones terroristas. ¡Yo era una patata caliente para cualquiera de estos gobiernos!
eP.- ENTONCES, ¿NO LLEGASTE COMO ASILADO POLÍTICO?
YA.- No, vine con una beca que me concedieron para trabajar en la Escola de Pau de la Universitat Autónoma de Barcelona y el gobierno colombiano me dio permiso para salir. Pero, estando aquí salió una nueva condena en Colombia, y tuve que empezar a tramitar el asilo. Esa fue una situación muy complicada, pero afortunadamente todo se solucionó por la vía diplomática entre los dos gobiernos, el gobierno de aquí no entendía que después de estar varios años años trabajando por la Paz, tejiendo puentes, tuviera que volver a la cárcel. El gobierno colombiano dejó suspendida la condena de ese nuevo proceso y me permitió continuar mi trabajo aquí.
eP.- ¿ES DIFERENTE LA CONDICIÓN EN LA QUE VIENEN LOS REFUGIADOS DE SIRIA, POR EJEMPLO, A LO QUE PASA UN EXILIADO POLÍTICO COLOMBIANO COMO TÚ?
YA.- El caso de Siria es un huída masiva, y aunque en Colombia pasó algo similar, porque el conflicto desplazó a una gran cantidad de población a las fronteras de Venezuela y Ecuador, venir aquí era distinto, está el mar de por medio y conseguirlo no es tarea fácil. La de Siria es una guerra que en poco tiempo ha tenido el impacto y la capacidad bélica que le costó a Colombia años de conflicto. Es cierto que aquí hay algunos asilados políticos colombianos, no muchos, porque es muy difícil conseguirlo, España tiene un promedio muy bajo de refugiados y asilados políticos, sobre todo en comparación con otros países como Suecia y Suiza, donde hay muchos colombianos que ya tienen el pasaporte azul de ACNUR, amparado por el sistema de Naciones Unidas. Mi caso es distinto a cualquier Sirio o Libio que tiene que salir porque la guerra en su país sigue activa, son personas que no han cargado un arma y que la guerra les llegó a la ciudad. En Colombia vivimos una guerra periférica, de origen agrario, que en los medios no se veía, porque el escenario no eran las grandes ciudades. En el caso de Siria, hablamos de grupos armados que tienen una gran capacidad belica y armas de gran alcance. Lo de otorgar el asilo es al final una decisión de carácter meramente político, y el país de acogida se mueve de acuerdo con intereses con los países de origen, hoy día la diplomacia viene detrás de los negocios.
eP.-¿CÓMO ESTÁ EL TEMA DE RECEPCIÓN DE REFUGIADOS EN ESPAÑA Y CATALUÑA?
YA.- En las ciudades donde gobierna la izquierda, como Madrid o Barcelona hay una gran sensibilización y apertura al tema de los refugiados, son ciudades dispuestas a recibirlos, pero aún cuando España funciona por comunidades autónomas, hay dos temas que son competencia del gobierno central: Política Exterior y Defensa. Este país tiene una normatividad, y aun cuando estas ciudades tengan políticas de manos abiertas para con los refugiados, no pueden gobernar por fuera de la normatividad. España aún debe cumplir con la cifra de refugiados que se comprometió a recibir con la unión europea, y creo que la cifra no llega a los mil, creo que en ese sentido los ayuntamientos tienen las manos atadas.
eP.- ¿CÓMO VES LA SITUACIÓN DE LAS PERSONAS REFUGIADAS CUANDO LLEGAN AQUÍ?
YA.- A mí lo que no me gusta que se considere es que la gente debe integrarse a la sociedad que llega a como dé lugar, como si los que llegan tuvieran que aceptar todo lo que hay aquí y asimilar las costumbres sin más. Todos tienen derecho a traer sus costumbres y sus rituales, culturales y religiosos mientras cumplan con la legalidad, cuando se considera que una persona no se ha integrado, no se tiene en cuenta que esa persona es distinta, viene de un mundo diferente con una escala de valores distinta. La integración pasa por la legalidad, por insertarse dentro de un marco jurídico que debes cumplir, la escolarización de tus hijos, pagar impuestos, aceptar la constitución y seguir la ley. Lo que sucede con las segundas generaciones es distinto porque no obedece a una integración forzada si no a un mistura cultural, traen lo de su país, pero a la vez se mezclan y estudian con jóvenes de aquí, a un proceso natural que se da con el tiempo.
eP.- FINALMENTE, ¿CUÁL HA SIDO EL PAPEL DE LOS MEDIOS EN LA COMUNIACIÓN DE LAS NOTICIAS SOBRE LAS PERSONAS REFUGIADAS ?
YA.- Los medios lo que han hecho es mostrar el drama, mostrar todas esas imágenes de gente ahogándose, niños muertos en las orillas del Mediterráneo, gente saltando la valla de Melilla, la gente huyendo por los campos de trigo en Europa Central, perseguidos por grupos paramilitares nacionalistas en República Checa y Hungría. Algunos medios también han sido críticos con los gobiernos que no han sido capaces de abordar la situación de los Refugiados, incluso medios que se pueden tildar de conservadores. Pero, en cuanto al análisis de las raíces de este proceso migratorio, de esta movilización masiva de gente de otros pueblos, apenas si hay información. Queda claro que la desestabilización de Libia fue el primer foco de todo este proceso. De la guerra en Siria sabemos cómo se inició, cuáles son los países que están comprometidos y cuáles son los intereses estratégicos, cuál es el mapa político que occidente quiere para esas regiones, pero esa parte no se ha tocado, no ha habido un análisis de los medios, ni una autocrítica de los gobiernos europeos. Boaventura de Sousa, el investigador portugués, decía que antes había un mar de por medio, y que ese tercer mundo estaba al otro lado, comenzaba en las costas de África, luego ese tercer mundo estuvo en las aguas del Mediterráneo, representada en esa gran masa de barcas y pateras, pero ahora ese tercer mundo está aquí, se ha metido en territorio europeo y la respuesta de los gobiernos han sido nefastas.
Yezid Arteta @Yezid_Ar_D
Foto: Núria Simarro para el proyecto Itineràncies Visibles
Entrevista: Ana Cecilia Cervantes