Dicen que son especiales o que vamos a herir sus sentimientos si les llamamos discapacitados… ¿Alguna vez le has preguntado a una persona con discapacidad funcional o intelectual cómo quiere que le llames o le trates? Hablarles demasiado alto, cogerles de la mano para cruzar la calle o asumir que siempre están felices son solo algunas de las situaciones a las que se ven expuestas las personas discapacitadas. Eso sin contar que la gente asume como excepcional el hecho de que sean autónomas, trabajen, vayan de fiesta o tengan pareja.
¿Pero, cómo hacemos para vivir en esta sociedad plural y compleja si desconocemos todas las sensibilidades que coexisten a nuestro alrededor?, ¿si los medios siguen configurando una imagen de la «normalidad» excluyente? Con estas inquietudes y el aliento de una nueva aventura, en el elParlante asumimos el reto de ampliar nuestro horizonte para trabajar la diversidad desde una nueva perspectiva, la de la discapacidad.
Encontramos un grupo empoderado
Nos fuimos a Sant Vicenç dels Horts con el objetivo de crear una pieza audiovisual que ayude a romper con los estereotipos que existen acerca de las personas discapacitadas y la percepción que existe de la normalidad. En la Fundación Iris, Laura, Sandra, Iban, Lídia, Juanjo, Maricarmen, Manolita y Berta nos estaban esperando.
«Nos miran mal», «nos tratan mal», «no quiero que me traten como a un bicho», «yo soy normal»
Frases que fueron surgiendo a lo largo de primeras sesiones de conocimiento y confianza, con el grupo de participantes del proyecto sobre discapacidad que realizamos con la Fundación Iris.
Leti y Laura, educadoras del proyecto, recuerdan que habían planeado ese primer día como un espacio de conocimiento y escucha de las necesidades planteadas por el grupo. Y se encontraron con unas personas bien reivindicativas, que tienen muy claras las cosas, sobre todo, cuál es su imagen frente a la sociedad. «Nos miran mal», «nos tratan mal», «no quiero que me traten como a un bicho», «yo soy normal», dicen.
Entre sus demandas, piden que se les llame personas discapacitadas, no especiales, y quieren ser tratados como normalidad, como gente común y corriente, que tiene trabajo, pareja, hobbies, y una sexualidad bien definida. Aunque puede que vayan al médico y a terapia un poquito más que la media, y tengan algún que otro privilegio, dicen: «Transporte público más económico y entrada gratis al Tibidabo».
El momento de la creación colectiva
A través del teatro y la lúdica, el grupo de participantes fue bajando la barrera. Ahora nos encontramos con un grupo más abierto a aprender cosas nuevas, a trabajar en equipo, dispuesto a hablar de discriminación e inclusión en primera persona. A pensar y recrear situaciones en las cuales se han sentido excluidos. Con la certeza de que podemos compartir el resultado de este proyecto con sus familias y con toda la comunidad de vecinos y vecinas de Sant Vicenç dels Horts.
Finalmente, ha llegado el momento de escribir el guion, de actuar, grabar… Como todos los grupos, siempre surgen muchas ideas y muchas historias para contar, algunas más personales, otras divertidas y llenas de humor, otras de amor, terror o misterio. Ahora ya tenemos tema, el argumento hablará de discapacidad sin tapujos.
Como bien dicen en el grupo: «Nadie sabe lo que es trabajar con nosotros hasta que estáis dentro». Así que hemos pensado, ¿qué mejor forma de sumergirse en el universo de la discapacidad que a través de sus protagonistas?, ¿de las emociones que surgen cuando vemos una buena película?
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