A veces, explicar qué hacemos no es muy sencillo, trabajamos varios tópicos y grupos poblacionales en diferentes espacios de educación formal y de ocio. No tenemos un canon específico, cada grupo y cada territorio es único, no hay ninguna fórmula secreta! Lo que sí podemos explicaros es nuestra experiencia y con qué talante fue creada la entidad. Y eso tiene nombre propio, todo un campo de estudios y de praxis detrás: se llama Educomunicación.
Por: Ana Cecilia Cervantes
La educación ha tenido y tiene muchas palabras dependiendo de la escuela de pensamiento de donde venga, pero en esencia hablamos de lo mismo. Muchos académicos lo llaman Media Literacy o Educación Mediática, otros le dicen Alfabetización Mediática y nosotros, como herederos de la tradición latinoamericana de Paulo Freire y Mario Kaplún, preferimos utilizar este concepto, que vincula comunicación y educación dentro del mismo contexto.
Lo más interesante de esta estrategia es que convergen y accionan dos disciplinas que avanzan en paralelo, aunque, en principio, deberían estar integradas. Y os preguntaréis, si la educación es esencialmente un acto comunicativo (Martínez-Salanova, 2009), ¿cómo puede ser que no sean confluyentes? Pues porque este binomio sólo puede surgir en un contexto de cambio cultural, dialógico, global, interactivo, donde enseñar, como decía Freire, no sea transferir conocimiento, sino crear las posibilidades para la producción propia, para la construcción del conocimiento.
Una revolución educativa
Como profesionales de la educación somos conscientes de que lo que proponemos es revolucionario: incluir las técnicas y los medios de comunicación dentro de los procesos educativos, sean los contenidos que sean, sean las beneficiarias que sean. Cabe aclarar que este no es un aprendizaje tecnológico, no necesariamente incluye manipular cámaras, redes o programas de edición. El objetivo principal de nuestra estrategia es utilizar estos recursos para aproximarnos a un grupo de personas sobreestimuladas por las pantallas y sobresaturadas de información.
Nosotros lo percibimos durante las sesiones, tanto la gente joven como las personas mayores comentan y comparten contenidos, cada día, sin verificar su autenticidad, arrastrados por los
trending topics
y las verdades del noticiario. Nunca disfrutan de espacios donde ejercer su derecho a cuestionar, criticar o debatir estas proyecciones de la realidad.
El cambio de una educación objetivista, con verdades absolutas e indiscutibles, a una más constructivista nos ha abierto el camino. Ya se ha empezado a poner el énfasis en las diferencias que puede haber dentro de un grupo determinado. Ahora se tienen en cuenta sus expectativas, motivaciones, intereses, capacidades y conocimientos previos, pero queda mucho por recorrer. El alumnado o el grupo de trabajo debe estar implicado, cada vez más, en su proceso educativo. Y solamente un modelo más dialógico y participativo nos llevará hacia el cambio definitivo.
La comunicación antes de la tecnología
Afortunadamente ya lo sabemos: las máquinas no sustituirán a las personas por más que avance la tecnología, pero es necesario conocer sus cambios y mutaciones constantes. Así pues si pensamos, como Marshall McLuhan, que el mensaje es el medio todavía lo tenemos muy crudo. Parece que en muchos sentidos nos seguimos moviendo en esta metáfora del espejo retrovisor:
«Quizás, la mera aceleración de los acontecimientos humanos y el consecuente aumento de interfaces entre hombres e instituciones garantizan una multiplicidad de innovaciones que alteran todos los acuerdos existentes (…) El instinto humano ordinario hace que las personas se alejen de estos nuevos ambientes, y confíen en el espejo retrovisor como una especie de repetición o retorno al ambiente anterior, garantizando así la total desorientación en todo momento. No es que haya nada malo con el ambiente antiguo, pero simplemente no servirá de mapa de navegación para lo nuevo»
McLuhan i Parker, 1968
Una vez vamos a superar el perfil de maestro que lo sabe todo, que lo controla todo, hemos empezado a asumir nuevos retos como entidad, a aprender durante el proceso, a dejar que el grupo hable y nos enseñe cosas nuevas. Una línea de aprendizaje más horizontal necesita tiempo, pero a largo plazo puede llevarnos a nuevos ambientes comunicativos y educativos, como lo proponía McLuhan.
Es verdad, la tecnología viaja más rápidamente que nosotros, pero tenemos que mirar hacia adelante, no perder de vista el paisaje y darle a los contenidos una perspectiva crítica de la sociedad y de la actualidad. Se trata, más bien, de convertir el lugar de aprendizaje en un espacio para la democracia, la participación, el derecho a la información de calidad, el debate y, por qué no, la promoción y construcción de nuevos contenidos.
Si aún te quedan dudas y quieres conocer cómo trabajamos la educación en ElParlante, visita nuestra página de proyectos, o nuestro Canal de Youtube, encontrarás que las temáticas, los espacios de trabajo y los públicos son diversos. En el aula de clase hacemos La Cruce Común, Compartiendo Experiencias, por ejemplo, y otros espacios abiertos al público general hacemos Ciudad Esperanza, Proyecto Prisma o La Gran Gente Mayor.
Referencias
Para revisar los conceptos en torno a la educación y conocer otras entidades como la nuestra, visita los siguientes enlaces, revisa los moocs y vídeos:
- Mooc’s del Seminario de Educomunicación de ElParlante (2017)
- ¿Qué es Media Literacy?
- Educación Mediática: ¿Qué hace Finlandia?
- Portal de la Educomunicación
- Especial de TVE-UNED: Educomunicación, retos y desafíos
¿Crees que se puede implementar en tu centro o institución? Escribe tus comentarios debajo!!