Por: Alfredo Cohen y Leticia Pipman
En elParlante nos dedicamos al diseño, implementación y evaluación de estrategias de comunicación y educación para el fortalecimiento de la ciudadanía activa, así como para la creación y consolidación de escenarios que permitan el encuentro comunitario y el diálogo sobre temáticas que afectan a las personas que en ellos participan.
Durante años, los y las participantes destacaron de estos procesos, el ser espacios de libertad que ayudaban a crear y fortalecer lazos interpersonales. La pandemia desatada por la Covid-19 nos hizo reafirmar la importancia de trabajar desde y sobre los cuidados, manteniendo la perspectiva intercultural pero reforzando especialmente la intergeneracional. Desde hace más de 5 años veníamos trabajando con personas mayores -especialmente mujeres- con muchas cosas que decir, muchos estereotipos que derribar, muchas ideas para aportar. El cierre de los Casales de Gent Gran como espacios propicios para el encuentro, el diálogo y la acción comunitaria por parte de estas mujeres fueron cerrados durante la crisis y aún hoy, casi dos años después de desatada la pandemia, funcionan a medio gas. En este sentido, desde el principio pensamos que no podíamos dejar de hacer nuestro trabajo y que la tecnología podía ponerse también al servicio de estas personas a pesar de las brechas digitales.
#ParlaGRAN Maternidad no es entonces una simple llamada por Zoom, ni es una conferencia, ni es un grupo focal… es un proyecto educomunicativo que tiene por objetivo potenciar las relaciones intergeneracionales para entender y desmitificar juntas los imaginarios de maternidad a lo largo de los años. La iniciativa surge como una estrategia para socializar los resultados de la investigación “La ideología de la maternidad intensiva como eje de violencia simbólica” de Mittzy Arciniega, Lorena Gómez, Nele Hansen, Pilar Medina, Sonia Páez de la Torre y Ariadna Santos, investigadoras de la Universitat Pompeu Fabra y se propone para que los resultados de estas indagaciones sean discutidos con comunidades que quizá no se han cuestionado estas temáticas más allá del ámbito de lo probado.
#ParlaGRAN Maternidad entiende el diálogo en sí mismo como un agente de cambio. El diálogo y especialmente la escucha como una posibilidad para el aprendizaje horizontal, colaborativo, independientemente de la edad y la tecnología que lo medie. Las personas que han participado de los encuentros los han valorado como escenarios para cuestionarse, reafirmarse y relacionarse. Hablar de maternidad es hablar de expectativas, de miedos, de frustraciones y de inmensas alegrías. Es hablar de nuestros orígenes, nuestras memorias íntimas, nuestras frustraciones. Es derribar estereotipos, cuestionar los lugares comunes. Acercarnos a la maternidad es siempre una aventura, una decisión, incluso para los hombres que como yo, cualquier acercamiento, nunca será suficiente.
La producción
Para producir #ParlaGRAN Maternitat tenía que reunir a 16 mujeres, madres diversas, que de alguna manera pudieran reflejar también a otras mujeres madres que viven en Barcelona. Vinieron a mi mente cantidad de personas que conozco, y a todas ellas las imaginé tan ocupadas que dudé sobre el éxito de la convocatoria.
Las madres mayores.
Ocho de ellas debían ser mujeres de más de sesenta y cinco años. Aquí teníamos algo de ventaja por llevar meses trabajando de manera online con un grupo de señoras que aprendieron a utilizar el Zoom y el navegador con la excusa de poder verse las caras cuando era la única manera. Conversar y aprender a crear sus propios programas, es un proceso en el que seguimos insistiendo… pero ese es otro tema. Fue así como Paquita, Hortensia, Paqui, Carmen, Rosa y Santi se apuntaron, para ellas el tema daba mucho de que hablar, y creían desde el inicio que era importante. Además, el hecho de que sea un proyecto entre mujeres de diferentes edades les resultaba estimulante. Montse consiguió organizarse milagrosamente, es abuela, madre, artista y se ocupa de llevar la tienda de plantas junto con una de sus hijas. También es voluntaria en el Casal de Persones Grans del Baix Guinardó. Y si diera detalles de cada una de ellas, su agenda de actividades sería similar. Las de este grupo son excepcionales, especialmente para nosotras que les conocemos y hace meses disfrutamos haciendo proyectos con ellas, pero lo que esto refleja es que hay cantidad de personas mayores con ansias por compartir, aprender, participar… de hecho, a pesar de las restricciones, arman listas de espera en los casales y los diferentes espacios con actividades para personas mayores. Todas son muy diversas: Victoria, por ejemplo, es activista y al mismo tiempo que disfruta hacer vídeos caseros en los que ella misma hace los guiones y se graba, odia hacer videollamadas, está cada vez más harta de las pantallas, nos dice. Pero ahí estuvo en los encuentros, porque debe haber algo en eso de encontrarnos, que les hace… que nos hace bien.
Las madres más jóvenes.
Empecé a contactar con las otras mujeres, las madres más jóvenes ya las cuales conocía mucho menos, o nada. Supongo que al ser madre de un niño de 12 años mi facilidad para empatizar con la falta de tiempo para hacer cualquier otra cosa que no sea trabajar o ejercer de madre, es absoluta. Así, llamarles para pedirles que nos regalasen una hora y media de su tiempo, se me hacía imposible. Hablé con Eli, Marta, Carla, Vanesa y el feedback de la propuesta era muy positivo. Los comentarios que nos hacíamos mutuamente sobre el ser madre hoy en día acarreaban minutos, ideas, emociones, alegría, frustraciones, cansancio, risas y un seguir para adelante sin retrovisores. Pero también o justamente por eso, existía la necesidad de parar al menos un momento… y reflexionar. ¿Hay que ser superwoman’s para tener espacios personales, íntimos, o para hacer yoga, ir al cine? ¿Realmente podemos escoger nuestra manera de criar o lo hacemos en respuesta a un modelo capitalista y patriarcal? ¿Está bien dedicarnos en exclusividad a nuestr@s hijos? ¿Qué rol desarrolla la comunidad que nos rodea? ¿Nos sentimos parte, nos sentimos vistas, acompañadas, cuidadas? Al terminar estas micro conversaciones telefónicas entendí la necesidad real del proyecto. Era casi una urgencia, así que contacté también con Eva, Claudia, Cristina y Carla. Cada una de ellas con mucho para compartir, mujeres residentes en Cataluña, nacidas en Barcelona, pero también en Perú, Ecuador, Argentina. Mujeres que han vivido la maternidad de muchas maneras distintas. Maternidades diversas, únicas, a pesar de los espacios en común.
Realizamos cinco encuentros y en todos el tiempo resultó corto. Seguramente las ganas de conversar, de poner puntos en común, de reírnos de nosotras mismas, de perdonarnos, de relajarnos, es también una forma de cuidarnos, de reconocernos. Al final, todas teníamos la necesidad de compartir pero también de ser escuchadas. La ilusión de que estos diálogos grabados puedan servir de espejo para otras madres -y por qué no- a mujeres que aún no lo sean o a padres que quieran desmarcarse de los roles que se les han asignado desde el privilegio patriarcal.
A mí me sirvieron para reconocer que no estoy sola, que lo personal es político, que no soy la única a la que me pasan ciertas cosas, que en el fondo todos y todas tenemos algo -o mucho- que ver con esto.