En 2013 nos llamaron para trabajar en Ciutat Meridiana, los titulares de prensa le llamaban Villa Desahucio y los periodistas se acercaban, de cuando en cuando, sólo para hablar de sus problemas: paro, desalojo y desigualdad.
Lo primero que hicimos fue buscar una palabra para contrarrestar aquella etiqueta. Según el diccionario una persona desahuciada era teóricamente una persona sin esperanza. Pero, lo que estábamos viendo era vecinos y vecinas reunidas en sus plazas, subiendo y bajando sus cuestas para ir a trabajar o estudiar, en las escaleras mecánicas o el Papamóvil . Vimos personas sin prejuicios que también disfrutaban de sus parques y equipamientos. Vimos alegría, solidaridad y, sobre todo, vimos esperanza.
Había otras realidades y era importante empezar a hablar de ellas; de esos otros universos posibles, invisibilizados durante décadas por el discurso institucional y por el relato mediático hegemónico. Por eso y para eso nació Ciutat Esperança, para contrarrestar ese imaginario negativo que existía, haciendo comunicación y educación, creando un relato mediático alternativo.
En 2018, la Diputación de Barcelona le concedió a este proyecto el primer lugar del Premio Rueda entre 52 experiencias de acción comunitaria de la provincia de Barcelona. El galardón lo recibió elParlante pero este premio no es sólo nuestro, es de los y las jóvenes que han creído en nuestro trabajo, tanto como nosotros hemos creído en ellos y ellas. También le pertenece a los vecinos y vecinas del barrio que a través de su alegría y su solidaridad nos han ayudado a explicarle al mundo, o por lo menos a Barcelona, lo que verdaderamente son.
Esas otras formas de relación, esas otras posibilidades, son las que sustentan un reconocimiento como el que hemos recibido. Este es un premio a la sensibilización, a la participación, a la creación colectiva, a la vinculación de las personas con su territorio, de una manera honesta y distinta, desde el amor por el espacio compartido, desde la valoración de lo propio, desde la construcción de nuevas ciudadanías.
Han pasado casi seis años desde que empezamos la primera temporada de Ciutat Esperança, y lo que comenzó como un proyecto de cocreación audiovisual para potenciar las cosas buenas de Ciutat Meridiana, se ha convertido en un espacio para el encuentro, la expresión y el debate sobre las diferentes realidades del barrio, para valorar positivamente su diversidad social y cultural.
Así son los ciudadanos y ciudadanas que vienen explicando esta otra ciudad, a través de cortos documentales y de ficción participativos. Y no podríamos haberlo logrado sin el apoyo incondicional del Pla Comunitari, el Centre Cruïlla, La Meri Productions (antiguos participantes de Ciutat Esperança) y la Fundación Salesianos Sant Jordi. Su manera de trabajar, de acercarnos a la comunidad, ha sido crucial en este camino.
Quizá esto es lo que se ha premiado esta vez, la red que se ha tejido en el territorio, la implicación de la gente, el proceso a largo plazo… O quizá, simplemente, se está reconociendo la existencia de un lugar llamado Ciutat Esperança que, aunque no aparezca en las noticias de la tele, existe.
Cortometraje “Un instant”. 6 minutos. Ciutat Esperança 2014