El equipo de redacción del blog de elParlante desea iniciar una serie de entrevistas con los miembros de su equipo. Quién mejor para empezar que Alfredo Cohen, el coordinador y cofundador de nuestra asociación desde 2009. Alfredo es Comunicador Social y Periodista, Master en Documental de Creación y candidato a PhD en Comunicación y Educación.
Entremos en materia: ¿qué es elParlante?
Primero que todo es un proyecto colectivo. Hace años rondaba en mi mente la idea de montar un proyecto en el que se pudiera trabajar la comunicación desde varios ámbitos, intentando establecer relaciones lo más horizontales posible con los públicos externos e internos. De hecho, el primer intento, creado en 2004, sin haber terminado la universidad, se llamaba El Colectivo, cuando era una palabra poco usada…
¿Ahora hay muchos colectivos?
Siempre han existido los colectivos. La familia, los partidos políticos, las escuelas, las iglesias, las empresas. Estos grupos siempre han sido agentes de socialización que desde lo colectivo han intentado desarrollar proyectos. El tema está en los modos de organización: tradicionalmente piramidales, basados en jerarquías de poder, en clases sociales. Últimamente, en las sociedades occidentales, muchos nos estamos replanteando todo esto y organizándonos de manera diferente.
¿Por qué elParlante es un colectivo diferente?
Es un proyecto en construcción. Nació un par de años después de Facebook y lo primero que hizo fue crear un perfil en esta red bajo el nombre Colectivo elParlante. Nadie entendía la revolución que se vendría con la web 2.0 pero hace años que teóricos de la comunicación hablaban del poder de las TIC para la transformación de la sociedad. Ese tema me interesaba desde antes. ¿Cómo cambiar algunas cosas por medio del video? Esa fue siempre una de las premisas, por ejemplo. Pensar un proyecto así implica sumar de manera colectiva.
¿Cuándo y cómo nace elParlante?
En 2009 empecé a buscarle nombre junto a Jéssica, mi compañera de viaje y vida. Ella propuso elParlante. Un parlante es un picó, así llaman en los barrios populares del Caribe colombiano a enormes altavoces que los vecinos sacan a la calle los fines de semana para alegrar la vida en el Barrio; elParlante sería también el hablante, el que parla, en catalán. Seguimos intentando conectarnos con el barrio, amplificando alegrías, hablando claro.
¿Quién más estaba con ustedes?
Ray Buitrago fue clave. Apenas terminábamos el Master en Documental Creativo que nos trajo a Barcelona. Él también es colombiano y le conté la historia de un grupo de árbitros de fútbol inmigrantes que se reunían en el café internet donde trabajaba. Él vio ahí una película antes que yo. Pero ambos nos lo creímos, nadie lo entendía muy bien, pero fue el primer proyecto.
¿Quién más estaba?
Eduardo Arias, otro colombiano. Yo del Caribe, Ray de Santander y Edu de Boyacá. Tres lugares de Colombia que podían hacer parte de tres países distintos. Los tres sentados en un cuarto país –o quinto- Cataluña. El tema de la identidad siempre fue un tema.
¿Cuándo se volvió una asociación cultural sin ánimo de lucro?
Los tres éramos estudiantes legalmente, aunque ninguno de los tres ya estudiaba. Así es la vida de los inmigrantes. Todos intentábamos sacar papeles y al mismo tiempo sobrevivir. Nos contaron que podíamos montar una asociación sin ánimo de lucro y facturar por medio de ella. No lo dudamos y empezamos a ofrecer videos, diseño gráfico y contenidos para blogs y redes sociales. Era un poco de lo que cada uno sabía hacer. Cada uno puso 10 fotos de sus viajes, a esas fotos les pusimos el logo creado por Eduardo y el proyecto empezó a existir.
¿Cuándo se vincula Jéssica de modo formal?
Jess siempre acompañó el proceso, pero en la primera etapa aún estudiaba Ciencias Políticas en la Universitat Pompeu Fabra. Cuando empezaron los proyectos de educación se sintió más interesada en empezar a colaborar y se volvió pieza clave, hasta ser líder natural y absoluta del proceso. Durante seis meses lideró por completo el equipo, en uno de los momentos de mayor trabajo.
¿Cuándo empezaron estos proyectos?
Después de la presentación de “En la línea”, el documental de los árbitros inmigrantes, en Barcelona y Colombia, escribí la primera convocatoria de subvención para un proyecto de sensibilización y educación para el desarrollo. Esta idea se venía materializando a partir de un trabajo mío anterior en Sabadell (un municipio cercano a Barcelona) en donde con otra entidad sin ánimo de lucro había desarrollado unos talleres y un proyecto de cooperación internacional en Cartagena de Indias (Colombia).
¿De qué exactamente trataba el proyecto?
Fue el nacimiento de La Cruïlla Comuna, una estrategia que en el aula de clase busca reflexionar con los y las jóvenes sobre el papel de los medios de comunicación y los medios ciudadanos en la construcción y deconstrucción de imaginarios y estereotipos sobre las personas de culturas diversas. El racismo es uno de los temas más preocupantes en Europa. A pesar de las evidentes atrocidades cometidas en el pasado, aún hoy partidos populistas de extrema derecha ganan espacios de poder en el espectro político y la ciudadanía perpetúa comportamientos más o menos agresivos con los colectivos minoritarios. Es en la educación de los más jóvenes donde pueden estar las posibilidades para el cambio.
¿Cómo ha sido el recibimiento de jóvenes y profesores a este proyecto, dónde y cuántas veces se ha implementado?
La Cruïlla Comuna (el cruce común, en castellano) se ha convertido en nuestro proyecto bandera. Lo estamos implementando desde el 2010 y hemos estado en más de 10 escuelas. No solo en tres o cuatro barrios distintos de Barcelona, sino también en otros municipios como Sabadell, Rubí, Sant Boi y l’Hospitalet. Los jóvenes se la pasan bien y lo evalúan siempre positivamente. Los profesores y responsables de los institutos también quedan muy agradecidos a pesar de que el proyecto es un poco duros con ellos, en el sentido en que demuestra que los retos son inmensos. La reflexión general es que los jóvenes son muy susceptibles a los discursos de la tele y que la escuela necesita replantearse urgentemente sus métodos de enseñanza tradicional, alejados por completo de las nuevas sensibilidades y las nuevas lógicas desde donde los jóvenes consumen y procesan la información. Estos chicos y chicas hiperconectados se sienten mucho más identificados con el lenguaje de los medios de comunicación que con el de sus profesores. Si éstos no reaccionan y dejan de mirar a los medios como un demonio, para aprovecharlos también como herramientas para la discusión y el análisis, la batalla estará perdida. Los y las jóvenes se sienten atraídos por lo que les emociona, les seduce, les excita, les inspira. La Cruïlla Comuna nos ha enseñado que todos tenemos estereotipos y prejuicios, pero sobre todo que es necesario que las escuelas se abran por completo, de manera decidida y urgente a las nuevas tecnologías. No se trata, por supuesto, de incorporar más aparatos al aula, ni de gastar grandes recursos en materiales audiovisuales. El simple Youtube es un banco de información inconmensurable. De lo que se trata es de usar las TIC para fomentar un nuevo diálogo realmente horizontal, donde los profesores suelten el monopolio de la palabra y el saber. Donde los y las jóvenes puedan expresar sus propias voces y miradas sobre la realidad, promoviendo una educación más cercana a la realidad cotidiana de las personas, personas que requieren incorporarse a la sociedad primero como ciudadanos y luego como productores de bienes y servicios y no lo contrario. Al final no es más que humanizar la enseñanza y volver a lo básico.
¿Pero qué pasa concretamente en los talleres?
Bueno, en la web (www.cruilla-comu.elparlante.es) se puede conocer el proyecto en profundidad. En resumen son 4 talleres durante la asignatura de educación para la ciudadanía o similares + un video documental, +un grupo en Facebook + un evento socializador final.
¿Las reflexiones son producto de la observación durante los talleres?
Bueno, digamos que en gran medida tienen que ver con la acción participativa durante el desarrollo de las intervenciones. Aunque el diseño metodológico de cada proyecto hasta el momento ha sido propio de elParlante, las ideas filosóficas de fondo que nos inspiran provienen de distintos autores iberoamericanos. Por ejemplo, en temas de Comunicación para el Cambio Social, son claves los nombres de los maestros Jesús Martín Barbero, Orlando Fals Borda, Paulo Freire, Néstor García Canclini, Alfonso Gumucio, pero también de profesores amigos que me inspiraron en esta búsqueda: Jair Vega, Clemencia Rodríguez, Rafael Obregón, Andrea Lafaurie, Jesús Arroyave. Todos ellos y ellas guardan relación con el programa de Comunicación Social de la Universidad del Norte de Colombia, pero también tengo referentes c de la Universidad Pompeu Fabra en Barcelona, donde desarrollo el doctorado en comunicación: Miquel Rodrigo, Joan Ferrés i Prats, Pilar Medina, Mónica Figueras. Sin la lectura de algunos de sus documentos, elParlante no sería lo mismo.
¿Todos los proyectos de elParlante están inspirados en estas ideas y autores?
Barribook TV, Ravalead@s TV, Desmuntatòpics TV, Ciutat Esperança, son procesos similares. Cada uno en poblaciones cercanas, conectados a las escuelas, pero separados del ambiente formal. Los jóvenes beneficiarios vienen voluntariamente fuera del horario lectivo. La metodología es parecida, los objetivos específicos de cada proyecto varían, aunque todos trabajan la interculturalidad como hilo conductor, y todos, de algún modo, intentan cerrar el círculo abierto con La Cruïlla, ya que buscan empoderar a los y las jóvenes participantes a realizar sus propias producciones audiovisuales, pasando de la crítica mediática y la reflexión, a la acción. Cada uno de estos proyectos incluye una parte inicial de información, expresión y deliberación a partir del análisis crítico de audiovisuales, para luego, desde una capacitación técnica, plantear un espacio de co-creación con nuestro equipo, y así construir relatos inquietantes y personales que ayuden a desmontar los rumores, prejuicios y estereotipos sobre la diversidad cultural, pero también que cuestionen algunos de los problemas más graves que como sociedad enfrentamos, demostrándole al resto de la población que los y las jóvenes tienen mucho que decir, y que aportar en la construcción de las nuevas ciudadanías.
¿Cómo logran mantener a los jóvenes enganchados?
Es una pregunta que siempre nos hacen. En Barcelona los jóvenes tienen una amplia oferta de actividades y posibilidades de distracción. Creo que hay dos factores: en este momento pocas cosas seducen más a la juventud que las nuevas tecnologías. No sólo editamos vídeos sino que nos comunicamos con los grupos mediante WhatsApp o Facebook… y eso lo combinamos con la vuelta a la esencia: hacemos juegos tradicionales, dinámicas que nos ayuden a interaccionar con el otro, a tocarnos, a mirarnos, a reírnos. Volver al niño/a que sigue dentro y que justamente cuando somos jóvenes intentamos abandonar. Creo que cuando nos ven jugando a nosotros se animan, se relajan y terminamos todos siendo realmente amigos.
Al principio de la entrevista hablábamos del colectivo, ¿cómo se trabaja en equipo en estos proyectos?
ElParlante no podría haber llegado a dónde está, de no haber sido por mucha gente que ha colaborado: Ray Buitrago, Eduardo Arias, Jéssica González, Andrea Lafaurie y Ana Cecilia Cerantes, conformaron la primera versión del proyecto. Era un equipo de colombianos en Barcelona queriendo trabajar la comunicación desde distintos ángulos. Una vez consolidados los primeros proyectos, se vincularon profesionales de origen español como Zeltia Outeiriño, Jordi Biarnés, Roger La Puente, Mireia Fort y Natalia Rivero, que han trabajado en la consolidación de la asociación como un proyecto autosostenible e intercultural. Hoy hay, además, asesores como Rafa Crespo o personas que nos representan en otras ciudades como Johana Villarraga en Lleida o Alejandro Navia en Barranquilla, Colombia. Todos juegan un papel importante en la configuración de las intervenciones. Todos y todas son profesionales interesados en transformar la realidad a partir del uso estratégico pero a la vez participativo de la Educomunicación. Algunos vienen del diseño, otros de la educación, otros del audiovisual, otros del teatro, todos sabemos algo, ninguno lo sabe todo, esa es la gracia.
Mencionaste Barranquilla, ¿hay proyectos en Latinoamérica también?
Nuestra casa es Barcelona. Digamos que la pensamos como la sede principal, pero nuestra intención es reproducir las estrategias en otros lugares, por supuesto, partiendo de la base del respeto y del conocimiento del contexto y luego de la más profunda investigación que se pueda dar. Trabajando siempre de la mano de instituciones y de las personas locales. Rechazamos frontalmente la cooperación internacional norte-sur y la idea de llegar a comunidades de culturas que desconocemos e intervenirlas sin suficiente convivencia previa. No obstante, es posible conocer las dinámicas propias de los jóvenes pakistaníes del barrio vecino, en la propia Barcelona. Es decir, lo que intentamos es acercarnos con el mayor de los respetos a los distintos contextos y siempre de la mano de entidades locales. Cuando trabajamos en el Raval, lo hacemos de la mano de Servei Solidari, cuando lo hacemos en Ciutat Meridiana, lo hacemos en colaboración con el Pla Comunitari. En Colombia trabajamos con el Museo del Caribe, la Gobernación del Atlántico, y ya en el terreno, contamos con los profesores de las escuelas, la Casa de la Cultura y hasta la Policía Nacional.
¿Cómo fue la experiencia en Colombia?
En Sabanalarga, un municipio de 120 mil habitantes, cercano a Barranquilla, la ciudad donde nací, hicimos el proyecto Yamaró. Fue una experiencia increíble, tal vez la más emocionante a título personal. Trabajamos durante 45 días, 4 horas diarias con 20 jóvenes. Seis meses después nos hablamos por Facebook y siguen encantados. Eran 20 jóvenes de 4 colegios muy distintos: dos públicos y dos privados. Algunos habían viajado de vacaciones varias veces a Bogotá, otros no tenían casa, pues vivían en un albergue temporal que el gobierno construyó tres años antes, cuando el río Magdalena se desbordó e inundó sus pueblos o veredas. Rara vez se ve en Barcelona la sonrisa de esos chicos y chicas, la emoción con la que llegaban cada día, durante las vacaciones a “trabajar”. Estaban emocionadísimos con la idea de hacer cine y siento que aprendieron, pero sobre todo se conocieron, se dieron cuenta que no son tan distintos, que sus tradiciones culturales tienen valor. El último día se peleaban por el micrófono para hablar en la tarima frente a mil personas que habían venido a la plaza y habían visto sus películas. Estos jóvenes no tenían miedo de nada, estaban orgullosos, satisfechos, nosotros también. Roger y Mireia, nacidos en Barcelona, creo que aprendieron más de lo que pudieron enseñar, que por supuesto no fue poco.
¿Hay expectativa de seguir trabajando en otros lugares?
Tal vez el problema más grave de este tipo de procesos es lograr la continuidad. Muchas veces depende de intereses políticos que no podemos controlar. En lo personal estaría encantado de trabajar el Yamaró cada año en Sabanalarga, de hecho pedimos una subvención al Ministerio de Cultura, de la que aún no tenemos respuesta. En Colombia elParlante está constituido como fundación sin ánimo de lucro. Mientras tanto, queremos desarrollar un proyecto con otra entidad europea y pensar en un intercambio juvenil con el apoyo de la UE y la idea para el próximo verano, es desarrollar un proyecto con la Universidad de Ohio en las montañas de Ecuador. Definitivamente Latinoamérica nos apasiona, pero también sería un sueño trabajar en África. En esta última temporada de tuParlante, empezamos a producir programas en inglés, desde los Estados Unidos.
¿Qué es tuParlante?
TuParlante parece un programa de radio, pero para mí es mucho más que eso. Es un espacio propio que nos hemos ganado con la Pompeu Fabra y el Ajuntament de Barcelona. Está conformado fundamentalmente por podcast de entrevistas a personas de muy variadas procedencias con quienes hablamos temas relativos a la diversidad cultural. Además de los podcast y las entrevistas, hay videos, fotografías, una radionovela y la idea de seguir conectando y difundiendo el conocimiento. Esta temporada, como te decía, Jess ha realizado desde Ohio, donde estudia una Maestría en Comunicación y Desarrollo, un par de programas en inglés. La idea es que haga varios a partir de 2014.
¿Qué viene para el 2014?
Empezaremos el año terminando de socializar los proyectos del segundo semestre de 2013. Hicimos 4 proyectos de La Cruïlla Comuna en 4 institutos, hicimos 5 piezas documentales con los jóvenes de Ravalead@s TV, 3 piezas con jóvenes en Ciutat Meridiana y 16 podcast, más un vídeo con tuParlante. Luego de las presentaciones seguiremos con la producción de 3 vídeos más para Desmuntatòpics, un proyecto que funciona muy bien, en su tercera temporada con el Consell de Nois i Noies de L’Hospitalet de Llobregat.
¿Cómo se financia elParlante?
Con terquedad y perseverancia. Es una entidad sin ánimo de lucro, pero sobre todo, sin ánimo de pérdida. Intentamos ser autosostenibles. No es fácil. Ahora mismo la mayoría de los recursos para desarrollar los proyectos provienen de entidades públicas. Ya sea por convocatorias de subvenciones o por contrataciones directas. También hemos financiado las acciones por medio de la venta de otros productos y servicios como vídeos institucionales o dinamización de redes sociales. Estamos trabajando en vincular a empresas privadas y personas particulares que entiendan el valor de lo que hacemos y quieran apostar por él. Para eso estamos formulando propuestas que den visibilidad a las empresas que nos brindan patrocinio en los productos resultantes.